SANTO DOMINGO.- El sonido de los rifles expulsando las balas para tranquilizar a una
masa violenta y rebelde que el Gobierno no podía controlar con palabras
llamando a la paz; gente ensangrentada en el pavimento, lucha de poder,
sectores políticos enfrentados e intervención silente de los Estados
Unidos fue el escenario en el que se iniciaron los periodistas de la
generación de César Medina, en 1970.
Todos los días cuando salía
de su casa para el periódico Ultima Hora, con apenas 19 años y todo el
entusiasmo de un novato, en tiempos en que muchos morían en la búsqueda
de la noticia, su madre lo despedía con mucha efusión temiendo no volver
a verlo.
En esa época a ningún padre ni madre le gustaba que sus
hijos escogieran esa carrera porque sus vidas estarían en un “hilito”,
pero César Medina ya era periodista cuando comenzó a ejercerlo, pues
siendo todavía un adolescente producía un periódico en su barrio Ciudad
Nueva.
“Comencé el periodismo en momentos difíciles. Pertenezco a
la segunda generación del periodismo post trujillista, 1970, hace 43
años, y me inicié como redactor del periódico Última Hora .
Ya
había tenido experiencia como corresponsal en San Cristóbal. Trabajaba
en ua saa de cine de allí, pero me interesé por buscar noticias”, relata
recordando sus inicios en la profesión.
Este revolucionario
reportero de ayer y de hoy entiende que el antes y el después en materia
periodística no se pueden comparar porque aquélla (la era de Balaguer)
era una época de represión de parte de los organismos del Estado contra
la izquierda, la “guerra fría” que luchaba por ganar espacio y, por otro
lado, la activa participación de la CIA en los asuntos internos.
“Llegó
un momento en que todas la agencias de inteligencia estaban
fiscalizando cada movimiento, cada figura, cada partido, cada
periodista, todo lo que se movía, lo que llevó al pugilato de los grupos
de poder a una guerra interna en el país y nosotros tuvimos que cubrir
todo eso”, recuerda.
Según explica, hubo un momento en que el
Movimiento Popular Dominicano y el Partido Comunista se declararon en
guerra y se mataron a más de 80 personas porque donde quiera que se
encontraban se entraban a tiros. La Policía había infiltrado gente entre
ambos grupos para provocar rencillas y justificar su presencia en el
territorio y los periodistas tuvieron que decir todo eso, y señalar
personas con nombres y apellidos e investigar cada caso.
La clave del éxito
“Yo siempre estaba en el medio, pero nunca pensé que me iban a matar”, expresa con satisfacción el hoy empresario de la industria televisiva que comenzó, como todos los de su época, cubriendo la crónica roja relacionada con los crímenes políticos, que era la que proporciona los titulares de primera página.
“Yo siempre estaba en el medio, pero nunca pensé que me iban a matar”, expresa con satisfacción el hoy empresario de la industria televisiva que comenzó, como todos los de su época, cubriendo la crónica roja relacionada con los crímenes políticos, que era la que proporciona los titulares de primera página.
De acuerdo con su relato, esa fue una
etapa de aprendizaje, corriendo todos los riesgos, muy diferente a la
de ahora, donde la violencia es pura y simple delincuencia, pero en
aquellos tiempos había que ser periodista de vocación y de servicio, y
había que servir para eso.
“Yo puedo decir que fui un reportero
feliz en esa etapa de mi vida. La televisión me ha dado la proyección y
me ha permitido desarrollarme como empresario de la comunicación y me
encanta la columna que escribo en el Listín Diario, la cual trabajo con
mucho esmero, aunque el periodismo que me dejó marcado fue el de los
años ‘70. Describe ese periodismo de los ’70 como el oficio de los
jóvenes que sabían gramática y les gustaba la lectura, pero, sobre todo,
que tenían aptitud para el periodismo, a quienes sacaban prácticamente
del horno porque la mayoría era muy joven y tuvo que asumir muchas
responsabilidades políticas porque estaban obligados a hacerlo en ese
momento, arriesgando la vida.
En opinión de César Medina, para ser periodista sólo se necesita el sentido común.
Primero
tener qué decir; segundo tener actitud para decirlo y, tercero, saber
cómo decirlo. Esto último cae en el tercer plano y es lo que se aprende
en la universidad.
Sin embargo, agrega que en estos tiempos hay
más tecnología al alcance de los periodistas, más fuentes de empleos,
mejores salarios, nuevas técnicas de redacción, jefes más complacientes,
un ambiente de paz en el país, pero se ha perdido lo principal, que es
la vocación de servicio.
La diferencia
El veterano periodista dice que no quiere generalizar pero si se pasa balance al periodismo de hoy, no es para sentir satisfacción. En su reflexión, ahora se tiende a la comercialización del talento, cuando en el pasado el mayor premio del periodista era llevarse el titular de primera plana o que su nombre saliera en una de las principales páginas.
El veterano periodista dice que no quiere generalizar pero si se pasa balance al periodismo de hoy, no es para sentir satisfacción. En su reflexión, ahora se tiende a la comercialización del talento, cuando en el pasado el mayor premio del periodista era llevarse el titular de primera plana o que su nombre saliera en una de las principales páginas.
Remontándose
a 40 años atrás, explica que si bien es cierto que ahora puede haber
periodistas más actualizados, más dinámicos y muy bien puestos ante las
cámaras de televisión, la mayoría se esfuman a los pocos años porque no
tienen la vocación del periodista real .
Recuerda que en la época
fuerte del presidente Joaquín Balaguer la mayoría de los periodistas
ejercían y después lo estudiaban. Se iban al Instituto Dominicano de
Periodismo y algunos llegaron a la Universidad Autónoma, donde esa
carrera era muy precaria porque no había cultura para esos estudios
precisamente porque el reportero se hacía en la calle, no en las aulas.
En
su caso estudió tanto en el referido instituto como en la Universidad
de Ecuador, donde hizo una Maestría en Planificación de la Comunicación,
consolidando lo aprendido cuando fue reportero cubriendo las fuentes de
la Policía Nacional, la justicia y las instituciones del Estados que
circundan el Centro de los Héroes.
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